6 Haziran 2013 Perşembe

La "chispa" turca estalla contra la deriva autoritaria de Erdogan



Aunque podría ser una interpretación rápida, lo que está pasando "no tiene nada que ver" con lo que ocurrió en 2011 en países como Egipto, aclara Albarracín. La gente que hoy protesta en las calles "no lo hace contra el sistema", añade, sino contra la deriva autoritaria que está tomando el Ejecutivo de Erdogan, pero "con la salvedad" de que este régimen está totalmente alejado de lo que, por ejemplo, Ben Ali o Hosni Mubarak implantaron en Túnez y Egipto.  

Turquía crecerá al 3,4% este año y al 3,7% en 2014 (PIB real), según el FMI Tampoco se trata de una cuestión económica, motivo de constantes protestas sociales ahora mismo en Europa. El FMI augura que Turquía, un país considerado emergente y atractivo para los fondos de inversión, crecerá al 3,4% este año y al 3,7% en 2014 (PIB real); hace poco más de dos semanas, el país pagó la última cuota de su deuda con el Fondo, 426 millones de dólares. Albarracín explica que tiene un desarrollo social inclusivo y "hay distribución de la riqueza".

El destinatario de las protestas, por tanto, es Erdogan. El primer ministro, que lleva en el poder desde 2003, tiene "una agenda clarísima" para coronar su tercer mandato: el año que viene hay elecciones, pero como no puede repetir en el puesto tiene en mente optar a la presidencia tras una reforma constitucional ad hoc y mantenerse al frente del país hasta 2023. Tiene, explica Albarracín, "un gran carisma", mucho poder y está actuando "muy por su cuenta".

El Partido de la Justicia y del Desarrollo (AKP) de Erdogan obtuvo en las elecciones de 2002 un 34% de los votos, pero en las de 2007 logró casi un 47% y en las de 2011 un 50%. Fue elegido con un importante apoyo, no obstante, su islamismo moderado, celebrado incluso por los líderes europeos en un principio, se ha ido desinflando hasta devolver a los más suspicaces los temores sobre una radicalización del país.

"Turquía es, junto a China e Irán, uno de los países del mundo con más periodistas encarcelados", recuerda Albarracín, que añade a la lista de factores clave para entender las protestas los cambios en el sistema educativo o las restricciones con el alcohol. Entre otras cosas, se ha prohibido recientemente la venta de alcohol a 100 metros de las mezquitas y escuelas y se quiere convertir el Ayran, a base de yogur, "en la bebida nacional", por encima del Raki, una especie de anís.

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